Maternidad imperfecta

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Hola, son Andrea, tengo 3 años y 3 meses de ser mamá y de que la maternidad me haya cambiado por completo, de maneras que uno ni se imagina.

Pude descubrir cuanto me apasiona el tema de la maternidad, escuchar y ayudar a otras mamás que estamos en las mismas, porque ninguna mamá esta mejor que otra, todas tenemos nuestros matices, días grises y nublados donde todo nos sale mal, perdimos la paciencia (más de una vez), explotamos y hasta se nos quemó la comida. Y otros donde logramos ser nosotras mismas con más calma, logramos transitar el día pidiendo ayuda, delegando y soltando cosas para sobrevivir victoriosas al final del día.

Me di cuenta que lo que más me ayudo a sobrellevar mi maternidad fue darme cuenta que la maternidad perfecta y todas esas ideas que tenemos… ¡No existen! y nunca han existido, ni existirán, tire por la borda todas las cosas que me estaban desgastando, y me estaba autoexigiendo (yo sola, nadie más).

El plato de la comida perfecta con los 5 grupos, que no faltara ni uno y comida orgánica, sin azúcar añadida, una casa que se ensuciaba con solo respirar y yo me estresaba y me frustraba más, tener a las niñas bien peinadas, presentables, con ropa bonita pero a favor del movimiento libre, compra la mejor mordedera que recomendó no sé quien, la mejor silla del auto, la cama Montessori, pero a la vez se la mamá que les habla bonito siempre, se arregla, se ponte a dieta para desaparecer la panza del embarazo, ese que tanto deseaste y tanto disfrutaste.

Hasta que un buen día llegué a terapia, y me di la oportunidad de abrazar a esta nueva mamá que había nacido, decirle adiós a todas estas ideas que tenía sobre mi maternidad.

Le dije adiós a mi vida soñada, para abrazar la que tengo en realidad una mamá imperfecta, con chorrocientas cosas que trabajar pero ya no me da culpa decir “quiero ahorcar a mis hijas” y luego correr a agregar “pero las amo”, nadie esta diciendo que ¡no! Aunque salgan a decir:  para que tuvieron hijos si se la pasan quejándose. No es queja es que se acabo este tabú de la maternidad perfecta, de la que nadie hablaba y nadie se podía quejar, dejemos de cargar cruces que nadie nos ha dado por que llego el momento de encontrar una tribu que te abraza, te sostiene y te dice: ¡ya sé! ¡yo también!.

A este rol de la mamá sumisa que hace todo por sus hijos, ahora se le agrego el ser super mamá que sale a trabajar, cumple su jornada laboral, lucha por sus sueños, es increíble en la cama, cocina delicioso y sano, no se olvida de si misma pero a la vez pone primero a sus hijos, esta perfectamente depilada, mando el refrigerio completo todo esto sin llevar capa, sin que nadie lo reconozca, a veces ni nosotras mismas. 

¡Basta mamás! Hay mucha presión sobre nosotras mismas, modifiquemos este rol, por uno que mamá se elige a ella por sobre todas las cosas, cuida de ella, para poder cuidar a sus hijos y su hogar. Elígete a ti y deja de auto exigirte tanto, tus hijos van a estar bien aunque hoy no tuviste cabeza para cocinar, ni ganas! 

Si, claro que hay veces que me dan ganas de ser papá y de tener tiempo de ir al baños sola, comer sin prisas, llorar menos, dormir más. Pero amo tanto mi maternidad que luego se me pasa.

Seamos compasivas con nosotras mismas, pero también con todas las mamás que nos rodean, porque ninguna la tenemos fácil, pero acompañadas se hará más ameno el camino. Rodearnos de amigas que tienen hijos más grandes que los nuestros, otras que tengan hijos de la misma edad y también con hijos más pequeños. 

Aunque nos digan, “es una etapa” “va a pasar rápido” “disfrútalos” no ayuda a transitar en los momentos difíciles, pero gracias por esas palabras de apoyo, siempre serán bienvenidas a que nos juzguen. Ser la mamá que juzga y critica no esta padre, pero enterarte que no importa cuantas ganas le eches, no das el ancho para alguien más duele, por que no sabes por todo lo que esta pasando esa mamá.

A lo que quiero llegar es que ya tenemos suficiente con el embarazo, la lactancia, el postparto, la alimentación complementaria y la crianza positiva, para agregar perfeccionismo irreal a nuestra rutinas de mamás. Y que no pasa nada si un día quieres tirar la toalla, no pasa nada si pides ayuda, no eres mala mamá, crea tu propia versión de mamá, ¿a qué le quieres dar prioridad? ¿qué delegamos? ¿y que tiramos por la borda? Siéntete satisfecha y plena del papel tan hermoso e importante que estas haciendo, no es fácil pero no debe de ser tan esclavizante. Y por si nadie te lo ha dicho hoy, lo estas haciendo muy bien mamá. 

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