Mi primer año de mamá

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Aunque sabía que sería mamá y me intenté preparar en todo sentido durante el embarazo, jamás imaginé lo mucho que impactaría en mi vida, hasta que lo viví en carne propia, desde el primer momento que tuve a mi bebé en mis brazos y nos miramos fijamente, supe y sentí que realmente todo había cambiado.

Y es cierto que cuando nace tu bebé, nace una nueva “tú”, y ahí estaba yo, en mi primer día de vida de mamá, llorando debido al miedo y la inferioridad más grande y que jamás había sentido, y es que el tener una vida que depende de ti al 100% te cimbra de pies a cabeza.

Los primeros días lloraba pensando y repitiéndome que no podría con esa enorme responsabilidad, tuve la gran bendición de que mi mamá me acompañara en ese inicio durante algunas semanas, sin embargo, yo sabía que en cuanto se fuera, estallaría en llanto sin saber qué hacer con esa pequeña vida en mis manos, me repetía que no sería lo suficientemente buena y que no lograría hacerlo bien.

Por otro lado, tenía un esposo al que amaba, pero había olvidado por completo, sé que iba y venía del trabajo, pero no sabía si tenía hambre, si le había ido bien, si estaba cansado, llegaba y sólo recibía instrucciones mías para apoyarme con las labores de cuidar al bebé, al final del día sólo lloraba porque pensaba “Jamás podremos volver a tener un tiempo juntos y se cansará de esto.”

Pero sabes, después comencé a entender que todo eso que sentimos es normal en esta nueva etapa, entendí que no sólo yo me sentía así, sino también mi esposo, y mi bebé aún más, y entiendes que de eso se trata hacer familia.

Y es que un bebé lo cambia todo, desde tu cuerpo, el dulce olor de tu casa, y hasta tu carácter. Personalmente mi carácter era el más duro, insensible y cerrado que pudieras imaginar, pero mi hijo me enseñó que debo ceder más, me enseñó a sentir una enorme empatía por mi alrededor y logró ablandar las fibras más duras de mi corazón.

Es también ahí donde comprendes, admiras y amas aún más a tu mamá, como nunca lo habías hecho. Y en cada situación que pasas con tu bebé, la recuerdas a ella y se te inunda el corazón de deseos de abrazarla y agradecerle todo lo que hizo por ti, y conoces el verdadero significado de amor incondicional.

Dicen también que los bebés eligen a su madre, y es hasta que eres mamá y tienes esa conexión tan especial que puedes confirmarlo, y fue lo que me motivó en mi día a día.

A lo largo de las semanas fui entendiendo que esto es un proceso, y que se debe vivir un día a la vez. Entendí que si me exigía de más intentando ser una súper esposa y mamá de tiempo completo sólo iba a frustrarme y no lograría avanzar.

Así que comencé a dejar que todo fluyera, trataba de disfrutar incluso los desvelos más difíciles, y les buscaba siempre el lado bueno a las cosas, y fue así como logré dar forma a las rutinas de sueño de mi bebé, a la lactancia, a sus horarios de comida, ¡a todo! aún el tiempo a solas con mi esposo para platicar y estar juntos volvió, y aprendimos juntos a tomar el control como papás hasta lograr adaptar al bebé a nuestra vida.

Creo que todas las que son mamás conocen bien ese sentimiento de caos e inseguridad de las primeras semanas, pero saben también que no se compara ni un poquito a todas las alegrías que nuestros hijos nos dan conforme van creciendo y conforme todo va tomando ritmo.

A unas semanas de que mi bebé cumpla un año, puedo decir que estos últimos nueve meses han sido los más sencillos y satisfactorios, a diferencia de los primeros, entre las primeras carcajadas de mi bebé, sus primeros gateos, su primer “papá y mamá”, sus primeras papillas, su primer diente, sus primeras formas de jugar y comunicarse, y esa chispa de independencia que cada día se le nota más y me llena de nostalgia al ver que mi bebé ya no es un bebé que se duerme quieto sobre mi regazo como lo hacía los primeros días.

Y aunque suena repetitivo mi consejo para cada mamá es ¡DISFRUTA DE TODO!, lo bueno, lo malo, las risas y las lágrimas, y aprende de todo. De eso de trata ser mamá, porque jamás, jamás dejaremos de aprender. Aunque, te aseguro, que cada día irás ganando más experiencia como mamá y te irás convenciendo a ti misma de que eres justo la mamá que tu bebé necesita. Tú y nadie más.

Por eso, si estas empezando esta etapa tan intensa, no dejes que la frustración te gane, se vale desahogarse, pero siempre y cuando te levantes de inmediato a darlo todo por tu bebé y tu familia, recuerda disfrutar cada día y aprender de lo que no salió tan bien para poder mejorarlo al siguiente, y verás que un parpadeo, estarás cumpliendo junto a tu bebé y viendo con alegría y satisfacción: Tu primer año de mamá.

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