Soy Lupita Villarreal, tengo 26 años y soy mamá de Isabela de 1 añito, la bebe más cool y chistosa, no hay momento para aburrirse con ella.
Durante de mi embarazo, estuve los últimos 3 meses en reposo absoluto por amenaza de parto prematuro, literalmente tenía que hacer mis comidas acostada y administrar mis idas al baño por que tenía contadas las veces al día para pararme (las que han estado embarazadas se pueden imaginar la tortura que esto pudo ser para mi vejiga). Mi sentido común me decía…«algo bueno va a salir de esto, estás TAN inmóvil que Isabela va a nacer siendo la bebé más tranquila de todas y no voy a batallar» JA-JA-JA (Isabela nació alérgica a estar quieta). Es aquí donde entra el tema de mi post EXPECTATIVA vs. REALIDAD.
Es tan difícil evitar hacernos tantas ideas en la cabeza, con tanta información y exposición de vidas ajenas. Todo empieza desde el embarazo, vez mujeres embarazadas tan felices y respirando a gusto, caminando en tacones y tu supones que en ti va a ser igual.
En lo personal no podía imaginarme la carita de Isabela, me parecía muy difícil en mi mente mezclar los rasgos de Hugo (mi esposo) y los míos, moría de curiosidad, me la pasaba viendo bebés en internet y obvio me echaba un clavado en la vida de otras mamás. Creo que somos muy consientes acerca de lo que los demás proyectan en sus redes sociales no siempre es verdad, sabemos que todo mundo enseña como todo es perfecto, sabemos que esa no es la realidad y aun así seguimos comparándonos, teniendo altísimas expectativas, y aún sabiendo que todo es mera imagen, sigue estando en nuestra mente ese tonto pensamiento de “tal vez sus hijos SI son perfectos, su casa SIEMPRE está impecable y su esposo es un REY”. Y si, me declaro culpable, todas hacemos lo mismo, y es que me queda muy claro que no nos pasa jamás por la cabeza tomar una foto y subirla cuando estamos llenas de vomitada, de nuestro dedo manchado de popó o luciendo nuestros muy queridos baby hairs.
Ser mamá es cansado (si, más de lo que esperaba) es agotador por si solo, si le sumamos las constantes comparaciones solo lograremos hacerlo más pesado, frustrante y por supuesto que se refleja en nuestra actitud con los hijos y esposo.
Las invito a hacer esto que yo me propuse:
Cada mamá es distinta, cada mamá es perfecta para su bebé y cada bebé es perfecto para su mamá. Para ellos siempre vamos a ser la que todo lo sabe, la que todo lo hace bien, la que de todo los salva. Somos nuestras propias juezas estrictas, seamos menos duras y echémonos porras por que somos fregonas.