Valentina llego a nuestra vida un poco de sorpresa, la mejor que he tenido en mi vida.
Somos de Monterrey, pero antes de que me embarazara vivíamos en Torreón y apenas me estaba adaptando a la vida ahí. Empecé mi negocio con la mejor socia y amiga, todo se acomodaba y me sentía por fin realizada haciendo lo que me encanta.
Cuando nos enteramos de que Valentina venía en camino, al mismo tiempo (antes de decirle a nadie) nos enteramos que nos íbamos a vivir a Los Cabos. No puedo explicar los sentimientos locos de ver tanto cambio hacia delante. Nada mas pensaba: “¡ni siquiera se como cuidar un bebé y ahora más lejos de mi casa!”. Apenas estoy empezando a entenderme después de la crisis de recién casada en otro lugar y ya todo había cambiado.
Nació mi bebé en Monterrey y estuvimos 3 meses ahí, lejos de mi esposo, una decisión difícil pero en ese momento fue la mejor, y creo que no nos equivocamos. Para mi fue una de las etapas más retadoras que puede existir y se vale decir que es una de las cosas más difíciles y que no todo es hermosura y felicidad. Pasé por uno de los cambios más extraños en mi vida, y que muchas mujeres lo pasan después de tener a su bebé, pero muchas no lo hablan: baby blues.
Es normal ni siquiera entender por que estas sintiendo lo que sientes. Yo lloraba diario y mil veces al día. Estaba cansada, sentía que mi esposo ya no me veía y que la bebé era lo único que le importaba (loca, ya se, pues el estaba para mi siempre). Sentía que yo estaba fatal y que ya era el último plato en esos momentos para todo el mundo.
Sentía que mi bebé no tenía un bond conmigo, que no sabía que yo era su mamá. Sentía un miedo increíble porque no sabía como serlo, como hacerla que me ame y que supiera que a pesar de todos mis miedos sintiera todo mi amor, que sintiera tranquilidad en mi brazos.
Me acuerdo de salir del hospital y pensar “¡¿que les pasa a las enfermeras y doctores?! ¡que irresponsables que me dejan salir ya tan rápido del hospital con una bebé tan chiquita! ¿como saben que la voy a poder cuidar?”. Me acuerdo de todas esas primeras semanas de sentir que quería hibernar todo el día… a Valentina le pedía perdón por no saber ni qué estaba haciendo y le decía en fuerte que me tuviera paciencia, que estaba aprendiendo, que cada día iba a ser mejor y que no era su culpa que yo llorara, que la amaba demasiado.
Me ayudó mucho el apoyo de mi mamá, me repetía constantemente “¡me tienes impactada, eres buenísima mamá!”, “te admiro porque estas haciendo todo súper bien”, “me impresionas, tu solita le estas agarrando la onda”, ella me levantó. Rodéate de gente que te eche porras.
Mi esposo me abrazaba mucho cuando lloraba, era lo único que necesitaba… sentir que aunque no entendía, él estaba ahí.
No me ayudaba la gente que quería opinar, corregir y ponía en duda las cosas que hacía… el no tener mi espacio, me hacía sentirme hostigada (claro que te encanta ver a la gente que te quiere, pero no eres tu misma en ese momento). La gente que no te considera en esos momentos (y se de todo corazón que muchas no tienen idea lo que estas pasando), pero gente llegaba a horas imprudentes, o aún tu diciendo la hora, llegaban tarde ya que querías dar pecho (al principio no le entiendes NADA, yo me encerraba en un cuarto y necesitaba estar sola y sin cobijas ni cosas encima, no sabía maniobrar) y no entendían porque cuando llegaron tu ya te tenias que ir (pecho, baño, etc.) todo esto angustia y aumenta los baby blues. Quieres pura vibra positiva.
Bienvenidos los cumplidos, no es el momento de “aconsejar, ni corregir”, y si es muuuuy invitado el que te digan que te ves muy bien jajajaja aunque tu sientas que te ves horrible.
Se vale decir que cuesta. Que cuesta mucho. Que no todo lo que sientes es puro amor y felicidad todo el día. Que tienes ganas de llorar diario porque no te entiendes ni a ti misma, ya tu vida dejó de ser tuya y ahora es compartida. Cada decisión que tomes de ahora en adelante afectara a esa chiquita o chiquito y tu tiempo ya no es tuyo.
Los baby blues pasan, a veces por los primeros meses sigues teniendo restos de emociones locas. Las hormonas de la lactancia también siguen echando lagrimillas de vez en cuando pero lo importante, como dije, es la gente linda te dice que lo estas haciendo muy bien.
También es completamente normal si la llegada de tu bebé afecta la relación con tu esposo. No hay papás perfectos, borra la imagen de la pareja perfecta con el bebé. No existe, y se siente feo no saber porque estas pasando por dificultades, si se aman. Lo mas importante es decidir amar. A tu esposo, a tu esposa, cuando no sientes la chispa, cuando por unos momentos se convierte en tu mejor amigo y confidente, cuando te sientes horrible por todos tus cambios en el cuerpo, cuando no te sientes prioridad, cuando lo extrañas tanto para ti solita, cuando te sientes sola… amar y trabajar, tener paciencia, esperar, enamorar, entender… es lo mejor que puedes enseñarle a tu hijo, el que SI existen momentos difíciles y que amar es la decisión de superarlos.
Nunca entiendes hasta que lo vives. Nunca sabes lo que vas a hacer realmente como mamá hasta que te conviertes en una. Nunca digas nunca. No intentes ser perfecta, simplemente sé lo mejor que tu puedes ser. Cada día que pasa, es un día que no se va a repetir para ti ni para tu bebé,
Y al final del día que estés en la noche viendo todas las fotos y videos de tu bebé, te vas a dar cuenta de que todo ha valido la pena. Aún los momentos difíciles se vuelven memorias bonitas, momentos que vamos a extrañar.
“Try to be better than great, but less than perfect”